De mi viaje por el hemisferio Sur, tomé nota de que Argentina es cinco veces más extensa si la comparaba con España. Como tal, supuse, el número de librerías y editores debería ser algo similar. Ciertamente, cuando quedaban mil kilómetros para llegar a la Antártida, en Ushuia, pequeña capital de Tierra de Fuego, encontré tres curiosas librerías; me atendieron de maravilla, con una calefacción a tope, empezando allí la primavera, pero tenía entre mis anaqueles los libros que pude consultar. Sería pues al regreso a Buenos Aires, en su famosa Librería El Ateneo, Avenida Santa Fe, 1860, donde pude localizar el siguiente ejemplar.
Las Mejores Recetas con Cerveza, es una edición realizada en este mundo global donde vivimos. Casi cien páginas diseñadas en Lincolnwood, del estado de Illinois (USA), en muy buen español que imprimen los industriales chinos; un atractivo contenido literario y gráfico, en el cual, además de las esperadas recetas, me encuentro una relación de cervezas: cinco del tipo Ale, donde recomiendan qué cocinado viene bien cuando se trata de una Pale Ale, Ámbar, Brown, Porter o Stout; cuatro del tipo Lagers, para utilizar en la cocina Pilsen, Bock, Lager Oscura o el Licor de Malta; más tres exóticas Cervezas de Fruta: Pêche Lambic (durazno/melocotón) Kriek Lambic o Framboise Lambic; y tres Ales Belgas: Strong Ale, Witbier y Dubbel o Tripel.
Conviene su autor, Louis Weber, que la cerveza, favorita de siempre, ya no es solo para beber. Recomienda disfrutar del atrevido y fuerte sabor de nuestra apreciada bebida, porque mejora sopas, salsas, pastas y panes. No en balde, en este libro que comento podemos encontrar más de cincuenta recetas; las merecemos usar en cualquier ocasión, desde la reunión para ver un evento deportivo o una cena en común. Si repasamos su portada, en sentido de las agujas del reloj, el primer plato es un Chili Durango (cocinado con cerveza Lager Oscura o Bock) después Nachos con Queso (con cerveza Pilsen) y por último Salchichas a la Cerveza (Ámbar) Para quienes somos más del cuchareo, me quedó con una “Sopa de Res con Cerveza” acordándome de Argentina, y para la merienda unos “Bocadillos de Frijoles con Cerveza”, de mi recordado México.
Normalmente las grandes librerías en Argentina, además de libros ofrecen el placer de poder leer, en un velador, consultando algún título; al tiempo de tomar una rica cerveza, un café, o degustar sus deliciosos platos en la comida, merienda o cena, entre diversas actividades culturales también. Así, en la Librería Cúspide, Avenida Florida, 628, muy cerca de Corrientes, encontré Cerveza Calidad, higiene y características nutricionales. Pero, porque siempre hay un pero, tampoco está editado en el país que me recibió; es un libro impreso en España, año 2003, por la Editorial ACRIBIA, S.A. de Zaragoza.
Ni que decir tiene, por cuanto puede interesar a maestros cerveceros o emprendedores en hacer su propia cerveza, que sería un libro para su delicia “técnica”. Este ejemplar viene del original inglés Beer, Quality, Safety and Nutritional, cuyos autores E. Denise Baxter y Paul S. Hughes, lo vieron publicado en 2001 desde Cambridge. La traducción al español, por parte Pascual López Lorenzo y Antonio Vercet Torno, es de agradecer; si bien no soy técnico ni científico en la materia, nos hacen atractiva tan compleja literatura y fórmulas.
Me confirman mi gusto por tomar cerveza en copa de cristal, porque así me percato de tres facetas en su calidad: espuma, color y transparencia. Soy contrario a degustar directamente de la lata o botella, pues el impacto visual puede ser secundario respecto al envase. Son más de ciento cincuenta páginas, repartiendo sus temas en seis capítulos que nos pueden ayudar a conocer los procesos del malteado y elaboración, importancia de los indicadores visuales, flavores (características sensoriales) determinantes en la calidad, conservación, detalles nutricionales, y los riesgos para seguridad alimentaria.
Ya digo, un ejemplar técnico por sus cuatro costados. Sin embargo me ha encantado el estudio dedicado a la espuma; algo que siempre he considerado de importancia a la hora de solicitar una caña de grifo, o servida de una fría botella, con sus dos dedos de cremosa espuma; estabilizada por la presencia de polipéctidos y de los ácidos amargos del lúpulo; ayuda a resistir los procesos de degradación, la oxidación del rubio caldo, aprovechando esa buena fuente de vitaminas que contiene la cerveza. Seguro que con un poco de práctica, el posible lector aprenderá a distinguir maltas, arroces, maíces, lúpulos y levaduras; si es posible, con buenos conocimientos de química, mejor que mejor. Salud.