Cuando abordo la escritura de este nuevo comentario, observo por mis apuntes que empecé la presente sección en Septiembre de 2001. Ahora se cumplen los veinticinco años desde la fundación de CELCE, y durante gran parte de esos períodos, casi sin darme cuenta, he referenciado para esta revista ochenta títulos; bien sean libros, folletos, curiosidades impresas o troqueladas que, sin la ayuda de los socios, amigos, familiares, editores, bibliotecas, y lectores en general, no me hubiera sido posible superar tan redonda cantidad de ejemplares.
El volumen que deseo comentar ahora, LA HISTORIA DEL MUNDO EN SEIS TRAGOS De la cerveza de los faraones a la Coca-Cola, fue publicado por la Editorial Debate en 2006. Su autor Tom Standage, periodista y escritor inglés, lo tituló originalmente Una historia del mundo en seis copas, siendo este detalle, como de tantos otros de autores extranjeros que se editan en España, la advertencia de que su traducción puede deparar sorpresas.
Son casi trescientas páginas, de buena letra y grata
lectura, para quienes ya tenemos cierta edad, cuyo índice se reparte en las
seis copas citadas por el título original: La cerveza, en Mesopotamia y Egipto;
el Vino, en Grecia y Roma; los licores en el período colonial; el café en la
edad de la razón; el té y el imperio británico, para terminar en la Coca-Cola y
el auge de Estados Unidos. Se ilustran con grabados antiguos, desde hace más de
dos mil años a fotos (en blanco y negro) del pasado siglo XX, cuando, por
ejemplo, Richard Nixon y el premier soviético Nikita Jruschov se saludaron en
el stand de Pepsico, Feria Comercial y Cultura de EE.UU., 1959 en Moscú.
Como quiera que el autor hace buenas referencias a los
orígenes de nuestra bebida preferida, la cerveza, en Mesopotamia y Egipto, yo
me quedo prendado con un sello cilíndrico de la primera cultura; muestra un
banquete donde observamos figuras, sentadas, bebiendo con cañas cerveza de una
gran vasija; de la segunda cultura, añado curiosas maquetas enterradas con sus
faraones.
Queda dicho que el primer capítulo, se dedica a la cerveza. Y la define como un acontecimiento que puso a la humanidad en el camino hacia la modernidad, adoptando la agricultura por la domesticación de los cereales; producida por primera vez en Oriente, hace unos diez mil años, y acompañada de la aparición de una variedad rudimentaria de bebida fermentada. Es decir, hace constar a la misma como una de las principales ingestas de lujo para los sumerios, y que éstos empezaron a relacionar sus ventajas –en forma de peculio para el pago de impuestos- dando fe en los primeros documentos que en forma de tablillas cuneiformes, a modo de certificado, quedaron para la posteridad.
También hace relación a cuanto suponía hacer cerveza, junto a la misma industria de algo tan básico como era el pan. Entre estos detalles fueron los egipcios quienes mejor dejaron imágenes, en forma de maquetas, fermentando el mosto y amasando la harina, con tan solo una pared de por medio; también han llegado hasta nuestros días los trabajos de ensilar cereales, y su administración contable.
Sin embargo, y yo no sé si se tratará de un defecto de
traducción, me extraña que el autor cite a la cerveza como un licor en el
período colonial. Dice así: Mediante la
destilación de la cerveza, por primera vez era posible elaborar potentes
bebidas alcohólicas con ingredientes locales. Puede deberse, según ocurre
también hoy día, que las antiguas calderas para empaste del agua y cereales,
más la caldera de ebullición del mosto, por estar construidas en reluciente
cobre… pudieran parecer alambiques. Aunque en el Apéndice, hace la siguiente
salvedad: A lo largo de este libro me he
limitado a usar el término genérico “cerveza” para referirme a las bebidas
elaboradas a partir de granos de cereal fermentados.
De todos modos, es un buen libro donde documentarse de forma amena respecto a las bebidas enunciadas al principio. Se incluyen para el final doce breves notas; la bibliografía refleja sus fuentes de información, con ciento once citas de autores y obras consultadas. En suma, según los críticos entendidos en esta materia, puede suponer una feliz lectura porque citan este trabajo como inteligente y minucioso; añaden también: Cuando varias personas beben cerveza del mismo recipiente, todas consumen el mismo líquido; compartir una bebida con alguien es un símbolo universal de hospitalidad y amistad. Esto viene a corroborar mi idea de que la cerveza une y reúne, brindando con un buen deseo: ¡salud para todos!
De todos modos, es un buen libro donde documentarse de forma amena respecto a las bebidas enunciadas al principio. Se incluyen para el final doce breves notas; la bibliografía refleja sus fuentes de información, con ciento once citas de autores y obras consultadas. En suma, según los críticos entendidos en esta materia, puede suponer una feliz lectura porque citan este trabajo como inteligente y minucioso; añaden también: Cuando varias personas beben cerveza del mismo recipiente, todas consumen el mismo líquido; compartir una bebida con alguien es un símbolo universal de hospitalidad y amistad. Esto viene a corroborar mi idea de que la cerveza une y reúne, brindando con un buen deseo: ¡salud para todos!
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