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Interesante
portada, por su moderno diseño, donde la gaviota parece volverse y mira
el barrio de
Sagüés, al final de la playa de la Zurriola actual
(antigua Gros). Editado con motivo del 50º
aniversario de la Sociedad
Deportiva y Recreativa ANTXETA, el pasado año 2017. Una edición de
100
páginas con texto bilingüe, muy ilustradas, donde se recorren cincuenta
años de una entidad
social y gastronómica fundada sin ánimo de lucro por
los propios vecinos del popular barrio
donostiarra.
La siguiente foto es parte de una de las paredes, dentro de la sede social de Antxeta, con el farol de
cubierta de un barco cualquiera, simil de un foco de atención y reunión en el salón principal de su
local. Como dice su presidente Xabier Urbeltz, en el prólogo: Punta de lanza de los afanes de todo el
vecindario, la naciente SOCIEDAD venía a ser patrocinio de un compromiso en el reconocimiento de
una fuente de hermandad vecinal, como garantía de vida colectiva.
El libro combina de forma muy atractiva tanto la palabra como sus imágenes. Cómoda letra,
agradable de leer, nos ofrece un paseo por la capital de Guipúzcoa, sus avances, el lujo de la Belle
Époque, y el sencillo florecimiento de un barrio humilde a los pies del Monte Ulía: EL ENSANCHE
DE GROS.
El carácter semi-industrial (talleres y pequeñas industrias alejadas del centro) con el que el
Ayuntamiento concibe este barrio en un principio y un diseño urbanístico un tanto desordenado,
hacen que a medida que avanza la expansión de Gros, se vaya conformando una mezcla tanto
arquitectónica como social bastante peculiar, en la que existen construcciones como las del primer
ensanche y palacetes en primera línea de playa, con otras zonas pobladas de gente humilde, en
construcciones modestas y de dudosa calidad.
En la década de los cuarenta la mayoría del vecindario era originario de Navarra y de pueblos del
interior de Guipúzcoa. Cercanos ya a los 50 vinieron famlilas de otras partes de la Península que, sin
ningún problema se intengraron en lo que había en este barrio. Entre los años 50 y 60 yo conocí de
niño las fachadas que se muestran en la doble foto. Y pasado un tiempo incluso tuve noticias de la
posible demolición del barrio, con tal de hacer viviendas de lujo tipo chalet, cuya futura normativa no
entró en vigor gracias a la fuerte oposión social que todo el barrio, al unísono, mostraron frente a las
autoridades sociales del Ayuntamiento donostiarra.
En
la década de los años 60 el fenómeno de las sociedades se va asentado
por todo San Sebastián,
sumando entonces un totald e 54 socidades. En
Sagüés, entre algunos vecinos comprometidos con las
carencias del barrio
y con las actividades que venían realizando, fue tomando forma la idea
de
construir una sociedad popular.
El local adquirido, antigua cuadra de corderos y posterior garaje, fue acondicionado
por los propios
socios promotores; todos ellos colaboraron según sus
capacidades profesionales: albañiles,
carpinteros, electricistas,
fontaneros, pintores, etc.
Un 6 de Enero de 1967 se inauguró la
sede social, y al igual que otras sociedades populares
donostiarras
hubieron de superar directrices políticas de la época para constituirse
como sociedad
gastronómica, obligando su inscripción como Sociedad
Deportiva Recreativa.
Han tenido el buen gusto de editar, a doble página, y sobre papel similar al de un cuaderno con
páginas cuadriculadas, la relación completa de los socios fundadores de la S.D.R. ANTXETA.
Con el número 26 figura mi primo hermano Pedro Ortega Uzcudun, de quien siempre recuerdo su
período militar obligatorio en Madrid. Era alto y flaco, vestido de uniforme, llevando sobre la cabeza
un gorro del cual pendía una borla que parecía bailar sobre su frente.
Fue un tiempo muy entrañable, porque durante su excedencia forzosa pudo residir en Madrid y
ayudar a mi padre, oficial de oficio pintor en Renfe, quien como tantos otros se buscaban una labor
añadida para poder subsistir con algo más de economía. En muchas ocasiones, mi primo Pedro fue
ayudante de mi padre, Pedro también, en los tiempos aquellos de tanta escasez, realizando trabajos de
pintura y obteniendo así un complemento para el escaso sueldo de un sencillo soldado en tiempos de
dictadura.
Las fotos de tamaño carnet, enmarcadas, como se observan en la fotografía a doble página, siempre
la ví, durante muchos años, luciendo en la parte central del salón, detrás del mostrador sobre el cual
los propios socios solían despachar cafés, postres, licores. O más curioso todavía, hacer las cuentas
para autoliquidar los gastos que comprendían el uso del local: manteles, cubiertos, manteles, y los
correspondientes consumos de cerveza, sidra, vino o refrescos. Hoy me parece que dicho cuadro se
ha reservado, toda vez que gran parte de los socios fundadores fallecieron.
El libro va terminando con muchas páginas dedicadas a los acontecimientos sociales del barrio, y
donde esta sociedad popular ha tenido tanta participación en el transcurrir de los 50 años de su
historia: Los concursos de pesca, al tener como tienen ante la misma puerta el imponente mar
Cantábrico, muchos recortes de prensa, la constitución de su "Asociación de Vecinos" para defender
los intereses sociales del vecindario, el Carnaval, el Deporte, el mus, y la fabulosa comparse de
Caldereros de la Hungría en el barrio de Gros.
Mención especial se dedica a la nueva fisonomía urbana, lo que es Sagües en el siglo XXI, Con el
cambio de siglo se reactivaron las mejoras necesaria, se puso en marcha la rehabilitación de las
viviendas y se mejoró la urbanización del barrio. Al mismo tiempo se construyó un parking
subterráneo, y se puso en marcha también una estación de bombeo para favorecer la limpieza de las
aguas...
Para el final, he escogido esta doble página cuya imagen he visto muchas veces, en tantas ocasiones
cuando hemos acudido con la familia a la Sociedad. Al fondo de la cocina, lucen como el oro sus
sartenas colgadas. Tal es su norma que todos los utensilios deben quedar relucientes para la siguiente
jornada.
Hoy ya tienen un contrato con personal de limpieza, pero esta labor fue durante muchos años misión
de los propios socios intervinientes en la elaboración de sus reuniones gastronómicas. Cuestión que
se solía observa mucho, así como la autoliquidación de gastos, la contabilidad anual y tanta tarea
como esto suponía en tiempos donde no había calculadoras ni ordenadores que ayudaran a la
contabilidad que hoy se realiza con toda normalidad.
Es más, hubo un tiempo inicial donde las damas no tenían acceso al local; esposas, novias o
familiares que por su condición de ser mujer no entraban. Afortunadamente con el tiempo esta norma
social pasó a mejor vida, y hoy día la S.D.R. ANTXETA es participada y compartida con toda
normalidad por vecinos y vecinas del barrio de Sagüés.
Al izquierda de la foto, un texto en euskera expresa lo siguiente hacia las personas que han
intervenido en el diseño de tan entrañable publicación:
"Con afecto, estamos agradecidos a todos aquellos que han colaborado en este libro. Un gran beso".
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