En los nueve años que supero, cuando escribo este nuevo comentario para una sección tan particular, no había recibido publicación alguna dedica, en exclusiva, a la historia reciente de un establecimiento hostelero. La curiosidad viene a raíz del viaje que hicimos por la República de Argentina, siendo allí primavera y aquí el otoño de 2010. Durante mi periplo por ese gran país busqué libros, algo publicado en relación con el presente tema; poco encontré, según dejo para otro momento, pues ahora quiero resaltar estas Historias de “El Cairo”.
La publicación dedicada a dicho Bar-Café-Restaurante de Rosario, en Sarmiento y Santa Fe (según dicen allí indicando una esquina) relaciona EL Cairo con el antiguo Café Tortoni en Buenos Aires –que también conocimos- y rememora a nuestro clásico Café Gijón de Madrid. Esta descripción la llevaba yo como referencia, y uno de los puntos a visitar durante nuestra estancia a orillas en la capital del río Paraná. Puede suponer el lector mis buenas impresiones, cuando se tienen en las manos ciento veinticinco páginas, bien ilustradas; y la posibilidad de vivir de forma comparativa o activa, una visita en persona al comercio descrito.
Los autores del libro, Rafael Ielpi y Marcelo Menichetti, destacados periodistas locales, galardonados con diversos premios literarios a escala nacional, han realizado una exquisita labor de investigación. En su cronología de este café rosarino, fundado en 1943 y hasta nuestros días, han resumido más de sesenta años que supone una parte de esa vasta memoria colectiva social del local; algo propio según conforman sus parroquianos, ilustres o anónimos clientes que, en suma, junto a gerentes y mozos atendiendo mesas, han hecho posible la continuidad de un ambiente muy apreciado por los ciudadanos de Rosario; incluso viajeros de otro lugar, o extranjeros quienes como nosotros llegan para conocer El Cairo en la actualidad.
Evidentemente, durante tan dilatado período de tiempo, los autores nos relatan diferentes etapas de tan emblemático local en pleno centro rosarino. Su relación pormenorizada alcanza trece interesantes capítulos, donde algunos detalles escapan a quienes somos foráneos; no obstante sí aprecio que su leyenda es la vida misma de cuantos asistimos a este bar, cafetería o restaurante, dando forma nosotros mismos a las historias urbanas de un lugar impar. Como todo, El Cairo inicial tuvo su apogeo, luego su decadencia, y finalmente –ya cerrado- sufrió un incendio. Tal vez este triste acontecimiento hizo posible un milagro: Mario D’Agostino, antiguo cliente, busco socios capitalistas para resucitar el Resto-Bar, concediendo el proyecto a cuatro arquitectos amigos: Gustavo di Prinzio, Elisa Verdes, Juan Romano y Josefina Caprile; la gestión gastronómica recayó en los hermanos Aníbal y Rubén Díaz; entre todos, codo con codo, trabajo y esfuerzo, consiguieron abrir el bar un 22 de noviembre de 2004.
Y puedo confirmar el buen gusto del local, tanto en sus generosas dimensiones, con amplios ventanales a Sarmiento y Santa Fe, como en la entrañable decoración que hacen muy grata la estancia de tan numerosa clientela; sus variados ambientes, de lectura, de eventos musicales, culturales e intelectuales, hacen posible el disfrute de un rico café (Brasil está muy cerca), sus cervezas en envases de litro o servidas de “chopera” –nuestro apreciado grifo de cañas-, más la buena cocina que dispone, tanto a la carta como el menú rápido ejecutivo, asegura a quien visite El Cairo de muy gratos momentos inmerso en un buen ambiente; destaco también la amabilidad de camareras y camareros que atienden el servicio de mesa, pues la barra no se utiliza con esa asiduidad según tenemos por costumbre nosotros. E importante, muy buena relación calidad-precio-cantidad en sus menús.
No en balde transcribo de su publicidad: El Cairo Resto-Bar es “El Clásico” de nuestra ciudad, y referente indiscutido del querido “Negro” Fontanarrosa (acreditado autor local y humorista gráfico, ya fallecido, creador de tertulias en la Mesa de los Galanes) Su cocina gourmet abierta de 8 a 0 hs., sumado a la amplia variedad de espectáculos, música y eventos, lo convierten en un lugar increíblemente único.
Coincidimos en El Cairo, octubre de 2010, varios socios y amigos de Celce, una noche de remate a la Jornada Internacional de Intercambio que organizó el Club de Coleccionismo Colcer. Desde estas líneas, nuestra cordial felicitación y gratitud por las atenciones recibidas con tal de dedicarles este reportaje. Enhorabuena.