viernes, 12 de agosto de 2022

COMBOIOS DE PORTUGAL


Gracias a un buen amigo mío, oriundo de Burgos, y enamorado del ferrocarril
me invitó no hace mucho a participar en un muro del Facebook (sabe que soy
hijo de ferroviario) donde se trata, precisamente: El Mundo del Ferrocarril. 






















Y hoy, que estaba buscando tema, me dio por mirar fotos de nuestra vecina
Portugal. De paso hago un homenaje a la memoria de mi buen padre, de cuya
mano viajé la primera vez entre Ciudad Rodrigo (Salamanca), pasando por
Fuentes de Oñoro a Vilar Formoso (feligresía del municipio de Almeida) en la
antigua Lusitania romana.

Fue cuando me enteré, tan crío, que el ancho de vía ibérico el mismo para
ambos países. Por tanto, aquel correo tirado mediante locomotora de vapor salió
de España y entró en Portugal como Pedro por su casa. Los carabineros de
Aduanas subieron en la parte española, para preguntar si había algo a
declarar. Llegados al otro lado de la frontera, los guardiñas lusos igual: ¿Algo
a declarar? No sabía yo, en aquellos años 60, que las piedras de mechero
estaban consideradas piezas de contrabando.


Afortunadamente, tanto de un lado de la frontera como del otro, las dictaduras se
acabaron. Si la parte española ha mejorado en sus ferrocarriles, Portugal no se
queda a la zaga. Además, si algún lector ha viajado entre estaciones de tren en
Portugal, verán con facilidad que ellos tuvieron, a finales del XIX y primeros del
XX, un concepto distinto de levantar sus instalaciones ferroviarias. Color azul en
azulejos por todas partes. En estos detalles, como en sus jardines, los vecinos
nos superan claramente. No es cuestión de costumbre, es cuestión de
sentimiento.

Con el tiempo pude viajar en bus hasta Lisboa, y desde allí a las playas de
Cascais en sus reconocidos "Comboios de Portugal" que así se llama su red
nacional de ferrocarriles. Recuerdo un servicio muy frecuente, limpio, en sus
coches de chapa ondulada que, poco a poco, se han ido cambiando por otros
modelos muchos más modernos.




Hay suficiente información en la Redes Sociales, o en la página oficial del
los ferrocarriles portugueses, planos etc., para reconocer qué parte tienen
más atendida su red ferroviaria. Por supuesto Lisboa, y el Algarve al Sur
también. Miran mucho más al mar que nosotros, más en concreto todavía a
su habitual comercio con Inglaterra.

Por la parte nuestra, aprovechando los cauces fluviales del Duero, fueron los
portugueses quienes potenciaron la salida de sus vinos a Europa mediante
la provincia de Salamanca. La línea La Fuente de San Esteban-Barca de Alba
era una infraestructura ferroviaria internacional comprendida entre la estación 
portuguesa y la española, de ancho ibérico, que posibilitaba la conexión de 
Portugal con Europa. Hoy lamentablemente, nada de aquello funciona. A no
ser su conversión en un camino de hierro para senderismo



Más de 60 años después, de aquellas primeras impresiones mías, he visto
levantarse la electrificación, mediante moderna catenaria, entre Fuentes de
Oñoro y Salamanca. Ni mi padre ni mi suegro lo pudieron ver. Se reformaron y
mejoraron también las vías, sus traviesas, puentes, túneles, etc., y hacia
Tordesillas salen los productos portugueses a ser repartidos entre sus clientes
del centro y norte de Europa. Vuelvo a insistir, ha sido posible todo ello por la
perseverancia de nuestros vecinos como el camino más corto para su
comercio.



Porque nosotros, estimados lectores, tengo la impresión de que aún miramos a
nuestros vecinos como por encima del hombro. Y ésto, por fortuna, ya hace
muchos años no es así. Cierto que ellos sí hacen por entenderse, gracias a
los medios tan próximos de comunicaciones, en Lusitania entienden y parlan
el español mejor que nosotros el idioma portugués. No tengo ni idea de si hay 
división entre sus propios vecinos del Norte y del Sur. Ni tampoco, por cierto, me
interesa mucho este detalle.

Si aprecio su amor por sus tradiciones. Siguen manteniendo sus Ranchos
Folclóricos, nuestros antiguos Coros y Danzas, donde inculcan a sus "meninos"
y "meninas" la honra y honor de sus pueblos: sencillos labradores, modestos
ganaderos, grandes navegantes, magníficos pescadores. De estos detalles me
quedé plenamente sorprendido en su isla de Madeira, en su capital Funchal. El
oásis marino del Atlántico, lo tienen mimado con razón. No me consta si allí
llegó antes el turismo que en España; no lo preciso, pero sí dejo constancia de
cómo lo cuidan.




He dejado para el final, estas fotos: los dos túneles que entran bajo tierra a
la estación de Rossío en Lisboa, y su otra más sencilla, pero no menos
famosa como es la estación de Faro en el Sur portugués. Vale que las
fotos son oficiales, del Estado portugués, pero su limpieza y el no estar
permitido los grafitis en el país vecino, es un puntazo a su favor.

Por último, el río Duero, que ellos llaman Douro, nos hermana también como
el Tajo o Tejo, que así le dicen. El Duero me interesa más, porque recorre un
trozo de Salamanca y forma unos hermosos "arribes" hasta de llegar a la
otra antigua colonia romana lusa. Pero me da envidia comprobar, no me lo
quiero reprimir, como han aterrazado los portugueses sus orillas para el
cultivo de sus famosos viñedos

La última vez que viaje a Lumbrales, en Salamanca, como también lo es
Hinojosa del Duero, no regresé con buena impresión de quién aprovecha
más los cultivos y quién no. Nuestro Oeste español, desde León, Zamora,
Salamanca, Extremadura, y la provincia de Huelva al Sur, han de tomar
buena nota del progreso vecinal para que esta España rural nuestra no
sea despreciada como "vaciada".