lunes, 8 de diciembre de 2008

9ª entrega - CELCE Magazine Nº 32 Septiembre 2003

***
Creo que debo empezar este nuevo comentario, agradeciendo a Pascual Merita Trénor, de Valencia, su correo postal por el cual me tiene al corriente de nuevas publicaciones. Y también acuso recibo a los saludos que me envía María Eugenia Lacave, desde Sevilla. Leyentes ambos que sumo a mi particular rol de lectores, coleccionistas, e interesados por todo cuanto gira alrededor del mundo de nuestras cervezas.

Durante el pasado mes de junio, como seguramente conocen los apasionados en leer, se celebró en Madrid -un año más- su acreditada Feria del Libro. Como de todo hay en esta viña del Señor, pueden suponer ustedes a este cronista buscando novedades. Y de verdad nos debemos felicitar, pues la reciente cosecha editorial en estas cuestiones -debo reconocer- ha sido provechosa. Los anaqueles de mi biblioteca protestarán un día, pero, mientras, voy sumando curiosidades a comentar con nuestros lectores de Celce Magazine .

En primer lugar, y gustoso como soy de llevar libros de poco peso en mi cartera, amén de su entretenida lectura, deseo comunicar mi disfrute cuando empiezo a leer el libro titulado ELABORACIÓN CASERA DE LA CERVEZA, publicado en 2002 por Editorial Acribia, S.A., de Zaragoza. Su autor, Wolfgang Vogel lo publicó en la germánica Stuttgart en 1999; y ha sido traducido al castellano por Lorenzo Serrahina Formosa, licenciado en veterinaria. Si les digo que estoy disfrutando de lo lindo con este sencillo libro, seguro me pueden creer.

Especialmente digo esto, porque pocos aficionados a nuestra cultura cervecera conocen algunos curiosos detalles, mínimos, que sería menester saber al dedillo. Es preciso ponerse en la piel del citado autor, ser alemán de nacimiento, y explicar, sencillamente, sin muchos tecnicismos, cómo podemos fabricar y envasar cerveza en nuestra propia casa. Sus explicaciones se comprenden perfectamente: desde el sencillo densímetro, el % en alcohol, un extracto seco primitivo correcto, levadura de alta o baja fermentación según se precise; el tipo de molienda, obtener nuestro primer mosto por el sistema de infusión o decocción, etc. En suma, de verdad, una gozada. Tanto es así, que un joven maestro cervecero me está tentando para producir una modesta fabricación; y en España, por ser consumo privado, no creo se pague impuesto de alcoholes.

Por otra parte, según les decía al principio, mi pesquisa literaria y cervecera me trae otro título primoroso: MÚSICA Y CERVEZA. Excelente trabajo de la Editorial Milenio , editado en Lleida en 2002, gracias al trabajo de recopilación realizado por Javier Abad Melián, periodista, quien consternado por la escasa información existente sobre el fenómenos musical del Pub Rock, se propuso ordenar cuantos datos pudiera, y escribir lo que a buen seguro es la primera referencia editorial sobre esta temática editada en lengua castellana.

Este estilo no es un tipo de música o una escena en particular. Surgió como un alegato con cierta sensibilidad con respecto a la interpretación, y consumo de música popular en la atmósfera informal que suponía una taberna. El Pub Rock vine a significar la realidad palpable de unos músicos que necesitaban de esos locales -los pequeños escenarios de pubs londinenses, donde el olor a cerveza y sudor se mezclaba con un sonido denso, crudo, y con fuertes influencias norteamericanas- para ganarse la vida muy modestamente.

Mi citado libro viene a detallarnos toda una serie de músicos, entre ellos algunos españoles, quienes en la década de los años 70 aprendieron el oficio gracias a unos entusiastas promotores que vieron en los pequeños pubs londinenses una puerta al futuro. “Para mí, el Pub Rock es sólo la música que se toca cada noche acompañada de una buena cerveza en la mano”. Barry Richardson no lo puedo definir mejor. Es, por decirlo así, un reconocimiento a unos músicos que nadaron contracorriente durante unos años, y sembraron las semillas de un fruto que luego recogerían las nuevas generaciones. Desde luego, un ejemplar que gustará a los melónamos del rock and roll bailable, que se tocaba en reducidos y calurosos pubs llenos de gente a reventar.

Me despido hasta una próxima entrega. Y brindo una caña, a la salud de todos nuestros lectores; su interés me anima a seguir en mis investigaciones.
****