jueves, 10 de diciembre de 2015

47ª entrega - CELCE Magazine · Nº 81 · Diciembre 2015



 

En diciembre de 2014, hice mención a la primera obra del autor Julio Muñoz Gijón. 
El título me resultaba chocante, cuando lo recibí desde Sevilla: El asesino de la regañá.
Durante el año transcurrido, hasta el presente número de Celce Magazine, la misma
editorial Almuzara le ha publicado tres novelas más, siguiendo el hilo de la primera:
cierta intriga policiaca, el buen humor, y la rica cerveza que se elabora en Andalucía.
El siguiente que he recibido, se titula: El crimen del palodú, y fue editado en octubre
de 2013. En total 43 capítulos, de variada extensión o entretenida lectura, para las poco
más de 160 páginas; éstas siguen el mismo estilo del primer libro, respecto a las manchas 
que puede dejar un botellín de cerveza, cuando uno interrumpe su lectura y no quiere el 
lector perder por donde iba. Vuelven a estar activos los dos policías, uno andaluz y otro 
madrileño, que han de reunirse en Sevilla para resolver otro extraño caso, pues los nuevos 
sucesos de intriga tienen a la población hispalense, y más en concreto a los bebedores de 
Cruzcampo, en un puro nerviosismo. Se nota lo andaluz que es el autor, independientemente 
de su juventud, según explica algunas curiosidades de Sevilla, su ciudad natal, pues gracias 
al argumento el lector conoce muchos lugares de esta capital. Y desde luego es original 
utilizar, como arma asesina, una estaca de palodú, por ser un palo dulce que crece por las 
zonas más húmedas del Guadalquivir; como bien dicen las críticas, este detalle es muy 
insólito pues da al libro un toque personal dentro de la narrativa española contemporánea. 
Su trama es divertida, y hará sonreír a sus lectores según se disfruta de cada página; el 
texto es de lectura rápida, ágil, pues no en balde Muñoz Gijón se nota suelto en este tipo de 
literatura detectivesca y el libro se lee sin agobios; siempre los personajes resultan 
divertidos.

 

El tercer ejemplar del mism o autor y la misma editorial, “El Prisionero de Sevilla Este”
se publicó en mayo de 2014. Con algunos capítulos más, 49, pero bien entretenidos sin 
duda, y las manchas del culo de un botellín de cerveza, más grasa de alguna fritura, 
repartidas entre sus casi 200 páginas. Para enganchar al posible lector, el autor nos lleva a 
las catacumbas del Palacio de Congresos, donde una secta purista amenaza a la capital del 
Guadalquivir con un daño doble y definitivo si se compara con los libros anteriores. El autor 
quiere contar con la complicidad del lector, si tal como expresa entre sus líneas: Sevilla es 
una ciudad que vive en la exageración. Esto es el principio de un tipo de bromas y 
chascarrillos, que se van sucediendo unos tras otros. Curioso también resulta que muchas 
de esas frases se han obtenido de twitter’s, y añade los mismos al final del volumen. Su 
género, thriller, cómico, está lleno de situaciones “dramáticas” que a la postre resultan 
efectivas y bien divertidas.
Para finalizar, la cuarta obra que he recibido de este mismo autor: El misterio del perro, 
la mermelada y el cantante, editada en noviembre de 2014, viene con el siguiente subtitulo 
de portada: Temblad modernos, la plaga de los asesinos rancios se extiende. El texto 
ha crecido pasando las 200 páginas repartidas en 57 capítulos. Aquí el autor ha logrado 
aunar dos géneros, según los entendidos, la novela de misterio y la novela de humor. Pero la
acción completamente transcurre en Madrid. Los mismos personajes, Villanueva y Jiménez,  
del Cuerpo Nacional de Policía, entran en una dinámica contra reloj, mientras por el camino  
se enfrentan a complejas situaciones y cuestiones que pueden desquiciar a cualquiera, pero 
 finalmente hacen reír un rato al curioso lector. El lenguaje de sus personajes es sencillo,  
coloquial, como el que se puede oír a diario por cualquier calle de Andalucía.


Las ilustraciones en estos tres libros que he citado, son sencillas, en blanco y negro, tipo  
collage, recortes de periódicos, conteniendo algunas palabras o líneas que el lector acaba
de leer. De esta forma termino, haciendo mención de los críticos que siguen a este
autor:  tienen sus obras una mezcla de humor muy acertada, y el misterio que nos relata 
gusta por  ser entretenido y divertidos en buena medida.
Y para quienes gustan de leer, saboreando al mismo tiempo una rica cerveza en el propio 
botellín, ciertas marcas le resultarán posiblemente familiares. A todos nuestros lectores 
salud y feliz año nuevo.