miércoles, 8 de marzo de 2017

52ª entrega - CELCE Magazine · Nº 86 · Marzo 2017

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Por gentileza de Susaeta Ediciones, S.A. he recibido 
un detalle que deseo agradecer desde estas primeras líneas. 
Han sido mis vecinos, durante casi 50 años, pues no en balde
dicha editorial sigue activa en el mismo polígono industrial de la 
antigua Ciudad Satélite Las Mercedes, donde desarrollé toda
mi vida laboral en la desaparecida cervecera Henninger Española, 
S.A.

Se trata del ATLAS ILUSTRADO DE LA CERVEZA, editado 
como obra colectiva entre los años 2012 y 2014; es decir dos 
años de intenso trabajo entre la edición y su publicación. No en
balde son más de 250 páginas, en generosas dimensiones de 27 x 24
cm., papel de alta calidad, ilustraciones muy buenas, todo 
encuadernado en cartoné con tapa de relieve. Desde mi modesto entender 
un buen libro para introducirnos en ese curioso mundo, tan complejo al propio tiempo. 
Si además tenemos en cuenta que su precio es muy  asequible, puedo considerar que este
 ejemplar no debe faltar entre los anaqueles de la más sencilla biblioteca.

Porque son así, a mi entender, como han de ser los 
principios para querer, admirar, estudiar o difundir una 
materia que nos motive. Digo esto en contra de todo lo 
sencillo que pueda parecer el simple hecho de llenar 
industrialmente un botellín de cerveza. Cuando los 
estudiantes podían visitar una fábrica de cervezas 
muchos sintieron una natural atracción que los llevó, por 
sus estudios, a un posterior empleo y profesión formando
 parte de ingenieros, químicos o maestros cerveceros 
que han conseguido hacer de nuestras cervezas la cuarta potencia productiva
 de Europa.

Además del apoyo otorgado por las principales cerveceras
 de nuestro país, no hay duda de que el prólogo firmado por 
Jacobo Olalla Marañón, director general de Cerveceros de 
España -entre otros cargos relevantes en la industria cervecera 
española- vienen a ser un marchamo de calidad respecto a los 
contenidos de esta obra referida a un producto tan general y 
consumido en los cinco continentes del mundo. Por este detalle, 
pienso yo, han hecho bien en escoger las marcas más 
representativas de cada lugar, resumiendo sus datos a un breve 
texto comprensible por cualquier lector.

También han contado con la opinión profesional de ocho 
acreditados restaurantes, quienes desde su peculiar 
punto de vista gastronómico hablan igualmente del sentido cultural que añade
 este libro a la cerveza, su universo, historia, cultura, placer y  belleza.

Para realizar una cómoda lectura del libro, han tenido a bien
 dividir su contenido en tres partes. La primera dedicada a la 
historia, elaboración y tipos de cerveza, con cinco apartados 
cada cual más interesante; la segunda es una pincelada 
dedicada a la cerveza en el mundo, destacando un apartado 
propio para las cervezas españolas, y una tercera parte 
dedicada a la cultura cervecera propiamente dicha. En ésta me 
conviene resaltar todo el material que ha sido aportado por 
coleccionistas españoles, como así agradecen en los créditos 
fotográficos del final: Enrique Solaesa y hermanos González 
Rossi, entre otros afamados recopiladores de breweriana 
europea o mundial.

Gran parte de la base del material recopilado en este libro, son las fotografías. Y bien
 dicho que lo son para encontrarse con un lector aficionado a la cerveza, que quiera 
conocer algunos breves detalles sobre la misma al tiempo de admirar la belleza de sus 
diseños respecto a envases, etiquetas, tapones, copas, jarras… Porque todo, como cabe 
suponer, ha tenido un principio, se ha convertido en una tradición y ha dado en modernizarse 
acorde los tiempos actuales. Copio una de sus frases destacadas: “La cerveza no es sólo 
una bebida, es también cultura, historia, arte y pasión”

Hay especialistas, más críticos que yo, quienes piensan que dos páginas por tema 
cervecero puede resultar de escaso contenido. Saben mis amistades que este cronista 
suele situarse más de la parte del lector, al otro lado de mis artículos impresos, tratando 
de no agobiar su amabilidad por leerme y hacer entretenidas estas breves lecturas. 

Entrando en la consideración de las cervezas en el mundo, evidentemente destaca Alemania,
 con más de treinta referencias. Siguen Bélgica, Gran Bretaña, Irlanda, Chequia, Holanda, 
Francia, como los países vecinos más destacados. En Europa además tenemos Polonia, 
Austria, Luxemburgo, Irlanda, Noruega, Eslovaquia y Suecia. Sieguen Italia y Suiza, desde 
donde dan el salto a las cervezas estadounidenses, Canadá y México, pasando por 
Latinoamérica con más de veinte referencias; Asía y Australia también.
Mención especial, que es de agradecer en una edición de estas características para la 
cerveza en España. Buena exposición, breve y concisa, desde el siglo XVII hasta nuestros 
días. Muy buena relación de las marcas del Grupo Mahou San Miguel, Cruzcampo, Damm, 
Estrella de Galicia, La Zaragozana y la Compañía Cervecera de Canarias. Cuando trata del 
consumo de la cerveza en España, destaca  marcas históricas  Cruzcampo y El Águila. Por 
otra parte me parece todo un apoyo, para un club de las características como es Celce, en 
el desarrollo que hacen sobre envases y etiquetas; por supuesto también tratan de barriles, 
botellas, latas, pues no en balde explican qué es el anglicismo “breweriana” y su 
correspondencia con materiales según resultan coleccionables la cristalería, chapas, 
carteles, posavasos... Muy bueno.

Hay también un interesante apartado para la gastronomía relacionada con la cerveza.
Pero no recetas demasiados complicadas, y bien ilustradas; entre éstas Japón, México y 
Alemania. De nuestros propios platos, más otros internacionales, les relaciono: pulpo al 
horno, rollo a la cerveza, tortilla de cebolla, pan de cerveza, mejillones, gambas, la tarta 
Guinness, o las peras con canela y cerveza. Asimismo el atlas cita a la cerveza como un 
producto natural para la belleza, sus efectos en piel y cabellos. Más un dato que me 
recuerda la limpieza de utensilios en cobre, como yo veía hacer a los empleados de 
Cocimiento: hacían relucir sus calderas de cobre con levadura recogida en las bodegas.

En definitiva he disfrutado de su lectura; entretiene e ilustra, sin muchas complicaciones 
técnicas ni históricas, como debe ser –reitero- el cultivo de la curiosidad en el lector. Puede 
agobiar el generoso volumen, pero como tal, si se procede a disfrutar de su lectura en 
sosegadas tardes, acompañados de su cerveza preferida, les aseguro que pasarán buenos 
momentos. Tiene en su contra esa gran cantidad de información cervecera existente en la 
Red de redes; pero el contacto con el buen papel, el olor de por la calidad de sus tintas, las 
buenas ilustraciones, harán las delicias del amable lector que se adentrará, poco a poco en 
otros estudios más profundos. Mis felicitaciones a Susaeta Ediciones, S.A. por su esmero, 
durante tantos años, en hacer más asequibles, más cercanos al lector todos sus libros. 
Enhorabuena y ¡Salud!
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