viernes, 4 de septiembre de 2009

18ª entrega - CELCE Magazine Nº 50 Marzo 2008

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Desde mi último artículo en esta sección, al día en que empiezo mi entrega decimoctava, he de agradecer diversas llamadas recibidas por teléfono. Se interesaban por hacerme llegar el ejemplar cuarto de la serie LOS MAESTROS CERVECEROS, que ahora les comento. A todos mi gratitud, y especialmente a mi amigo Joan quien desde Barcelona me hizo anticipadamente el encargo de completar esta colección de cómic.

Y siento que tanta molestia tenga al final un poso poco grato, pues sabiendo que la colección en el Benelux consta de más ejemplares, tengo la impresión de haberse reducido la historia relatada aquí por una cuestión meramente comercial. Me quedo con el buen gusto del autor Jean Van Hamme, y los dibujos de Francis Vallès. Mis felicitaciones para el equipo español, encargados de la dirección editorial, artística; edición, traducción, rotulación y adaptación de cubierta y realización técnica. La historia que nos plantean, desde 1997 a hoy, pues similar a cuanto ya suponemos en nuestros días respecto a compras, ventas, globalización, amores y desamores de una saga de cerveceros que llega a la página 48. El resto, hasta finalizar este ejemplar con más de cien páginas, repaso de lo publicado en los anteriores títulos comentados.


Siguiendo en tierras de habla francófona traigo a colación una guía, editada por El País Aguilar, de la colección Guías Fodor’s. Nada menos que cinco estrellas, símil cervecero de calidad, convierten a este libro de más de 450 páginas en parte de las guías más prácticas en su día. Editada por primera vez en 1995 y reimpresa en 1998, la multinacional Heineken ha tenido el buen gusto de forrar las pastas con marcas de tan internacional cervecera. De esta forma tuvieron a bien obsequiar a sus clientes y amigos, con una información necesaria para explorar el floreciente delta de Europa; la radiografía histórica y viajera del Benelux. Teniendo en cuenta que han pasado diez años, pueden venir bien los consejos que hacen al lector respecto a cuándo ir a Holanda, Bélgica y Luxemburgo.

No conoce este comentarista esa rica zona europea, de excelentes cervezas, pero desde luego sí me parece práctico conocer su historia, costumbres, lugares de interés, etc. Igual de interesante me resultan los planos que insertan entre sus páginas, donde el viajero, una vez regresado al lugar de origen, puede volver a recorrer esos itinerarios turísticos; es decir, prolongar desde el recuerdo esas buenas impresiones que podemos traer del más breve viaje. Como por ejemplo resultan dos vocabularios que nos propone la guía: neerlandés y francés. Mínimo, pero perfectamente práctico. En resumen existirán guías más actualizadas, aunque sin embargo me reservo ésta para un posible viaje.

El último libro que deseo comentar al amable lector Noche de escupir cerveza y maldiciones, entra dentro de una serie titulada Correspondencias. Detalle que me llega por una amistad en Sevilla, y editado en 2007 por “La Poesía, señor hidalgo”; empresa dirigida por Ramón Ortega Ugena, en Barcelona, y considerada como una editorial de poesía de nuestro siglo y del siglo XX. Su autor, Henry Charles Bukowski (1920-1994), escribió –durante siete años- las cartas aquí publicadas y dirigidas a Sheri Martinelli, a la que nunca conoció; una relación epistolar con la amante de Ezra Pound, y musa de la generación beat, que comenzó en 1960 y aquí termina su publicación en 1967. Esta correspondencia encierra obsesiones, filias, manías e imposturas de un indomable escritor que hoy día las secciones culturales de diversos medios impresos consideran un autor “salvaje” a contraluz.

Son más de 550 páginas, donde nada más me he atrevido a escoger varios capítulos; y muy especialmente la nota del traductor, Eduardo Iriarte Goñi. Lectura difícil, donde las haya, para este comentarista. Y tal vez, por su complejidad, no dudo pueda interesar a mis lectores. Desde luego, eso sí, como siempre, el libro es la mejor compañía que les puedo recomendar. Yo utilizo mis desplazamientos en el Metro de Madrid para leer; pero nada comparable a saberse preparar un grato ambiente, relajado, con luz adecuada, donde además de la compañía elegida brille también esa cremosa nata que se suele producir al borde de una gustosa copa de cerveza. Salud, mi brindis para todos, y que ustedes disfruten de la mejor lectura posible.