martes, 3 de noviembre de 2009

20ª entrega - CELCE Magazine Nº 52 Septiembre 2008

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Llego a la entrega número veinte de esta sección, en el mismo mes cuando empecé, septiembre, pero del año 2001. No se precisa mucho cálculo para ver cómo se han pasado esos años. Ahora bien, he de valorar la buena acogida de mis comentarios –que agradezco desde estas líneas- y advertir en positivo la evolución de CELCE, un club social sin ánimo de lucro en alza; lo mismo para quienes apoyan nuestra afición coleccionista: la industria cervecera española. E igualmente los editores de libros, pues no en balde han sabido ver el crecimiento de cierta curiosidad general por la literatura cervecera; y merece se publique para atender una mayor demanda de sus lectores en particular.

De esta forma, si me permiten, estimo oportuno “subir” mis colaboraciones a la Red de redes. Poco a poco lo voy consiguiendo con el correspondiente retraso a nuestra publicación impresa, y en cierto modo sirva de sencilla hemeroteca virtual. A su disposición en un Blog que estoy probando:

http://librosconcerveza.blogspot.com/; y el buzón electrónico:

librosconcerveza@gmail.com para estar en contacto con nuestros lectores. Espero resulte de utilidad, porque será otro motivo a celebrar.

Igual que celebro el préstamo de lectura, que me llega por una buena amistad: Juan Antonio Llorente de Diego, y señora, quienes en la Convención de Murcia me mostraron una “joyita” de hace 25 años editada por San Miguel. Llevaba tiempo tras este ejemplar; ha merecido la espera. COCINAR CON CERVEZA SAN MIGUEL es un recetario de poco más de cien páginas, editado en 1983, con la firma de Lorenzo Díaz, crítico entonces del diario económico “Cinco Días” y Radio Nacional de España; hoy reconocido autor de numerosos libros, sociólogo y experto en comunicación, e igualmente escritor de otros interesantes títulos publicados con referencia al arte culinario.

Además de la breve introducción que hace la marca patrocinadora, el autor nos ilustra con un justificado homenaje a la cerveza; sus virtudes, alguna relación con los españoles y su entrada en la gastronomía; no en balde es cierto que la cerveza en el plato puede acompañar admirablemente a la cerveza en el vaso.

Seguidamente, como es normal en este tipo de curiosos libros, se relacionan recetas para: sopas y purés, ensaladas, arroces, legumbres, budines, pescados, aves, carnes, salsas, hamburguesas, fondues, espaguetis, postres, ponches, cocktails y quesos. Las composiciones más numerosas: todas relacionadas con la carne. Como mi debilidad son los postres, me quedo con la receta de sabayón SAN MIGUEL y sorbete de arándanos en cestillos de avellanas. Claro, si les confieso soy un desastre en la cocina, prefiero quedarme a la espera de una posible invitación; porque, como siempre les digo, cualquier alimento en compañía una, dos, o varias de nuestras cervezas –porque son lo mejor de lo mejor- es un placer degustar y compartir con mis semejantes. ¡Salud!.

CERVEZAS del mundo, de Rob Alcraft. Otra curiosidad que nos llega, previamente publicado por Top That! Publishing plc., de Woodbrigde, en Suffolk, al este de Inglaterra. Allí se han editado, bajo la singular denominación “Kits de Estilo de Vida”, nada menos que treinta y cuatro ejemplares distintos; cabe comprender los más variados y atractivos temas tratados. En España aparece este volumen de tan simpática colección gracias a Tikal Ediciones, y el buen oficio del impresor Susaeta Ediciones, S.A. Ojo al detalle, porque este libro se vende como parte inseparable del pack o kit “Cervezas del Mundo”. Me dicen suele verse por Navidad o Reyes en las librerías, pues en su original estuche pasa desapercibida esta publicación de 16x16 cm., y sin embargo sobresale su acompañamiento: dos vasos para degustar cerveza, más un atractivo abridor de tapones corona. En el reverso del estuche, una breve nota dice: Impreso y encuadernado en China. Componentes procedentes de Hong Kong. Es la globalización, imparable.

Evidentemente en sus 128 páginas no se pueden recoger o citar todas las cervezas del mundo. Falta anotar un continente: Oceanía. Pero, de todas formas, relacionar cuarenta marcas distintas es una excelente labor. Con cada una de ellas, el autor tiene la virtud de citar características, grados, sabor, olor; más algunos detalles relativos a sus orígenes: fábricas, ciudades, países. También se disfruta con otros apuntes históricos, pues no en balde la cerveza ha superado a sumerios, y los antiguos imperios de Egipto o Roma.

En mi lectura he apuntado que veinte cervezas son de Europa, diez del continente americano, siete de Asia, y tres marcas de África. Las más citadas son de distintos tipos Lager, con una graduación del 4 al 5,7%. Destacan las belgas, entre 8,5% y 9%, tipo Abadía y Ale respectivamente. Y la graduación más baja, 4%, es de una cerveza original de Namibia. No carece de razón el autor cuando dice, en su conclusión: “Podría hacer falta una vida entera para descubrir las miles de variedades y estilos diferentes. Y precisamente en parte por eso, la cerveza puede resultar una afición tan gratificante”. Lo mismo digo.