domingo, 31 de enero de 2010

21ª entrega - CELCE Magazine Nº 54 Marzo 2009

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No pude asistir en otoño pasado a la cita de CELCE, en San Sebastián de los Reyes, porque un entrañable motivo familiar me llevó al otro lado del Atlántico. Mis reparos a superar doce horas de vuelo, se vieron culminados al resultar muy grata nuestra estancia en México. Quince días dan para escribir mucho, pues no paramos un instante merced al plan previsto que nos llevó desde la Plaza del Zócalo –en el D.F.- hacia Oaxaca, pasando cerca de la cumbre del volcán Popocatapetl, y bañarnos en la playa de Tecolutla, camino de Xalapa, en el estado de Veracruz.


Como es de suponer, entre los conocimientos que hicimos, incluimos sus diferentes cervezas. Llegamos a finales de octubre, y ya tenían distribuida en el mercado “Nochebuena” fabricada por la Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, “una cerveza lager tipo bock, obscura con un sabor y aroma a malta bien definidos derivados de una composición bien balanceada de malta, chocolate, caramelo y lúpulos especiales; de cuerpo robusto y resabio prolongado”. Hasta celebramos una cata de diferentes marcas, en reunión celebrada con amigos y familiares que merecería un comentario aparte; por mayoría ganaron las cervezas de más grado, degustadas entre exquisita cena para conocer la típica cocina mexicana con diferentes platos; de éstos, primaron los tamales.Como puede imaginar el amable lector, donde hiciéramos un alto… este comentarista buscaba librerías con tal de encontrar alguna novedad para la sección que iniciara en septiembre 2001. Mis pesquisas dieron fruto, aunque no con el resultado previsto. Sí fue grato conocer de primera mano que, en México, los libros no están cargados con el sempiterno IVA (también los impuestos se globalizan) y mantienen un precio muy atractivo para el visitante europeo. En esta ocasión les confirmo su bajo costo, pues un libro me costó tres euros; y los otros dos ejemplares, al cambio euro/nuevo peso mexicano, resultaron a cuatro euros. Pero lo que no me esperaba allí era esa mano tan larga que es Internet, haciendo posible imprimir dos de mis libros adquiridos en tan lejanos países como son las repúblicas de China e Italia.

El Mundo de la Cerveza es el único libro, de los que encontré, editado en México. Su tamaño de bolsillo, es cómodo para leer en cualquier instante; así como la generosa tipografía de sus letras repartidas en más de 160 páginas. Editado por Selector, S.A. de entre un total de treinta colecciones que destaca dicha editorial, como viene siendo habitual en esta clase de publicaciones, encuadran dicho volumen en la sección Cocina. Dentro de ella, nada menos que veinte títulos diferentes publicados: desde los “Antojitos mexicanos” a las “Sopitas que curan, palabras que alientan”. Con estos detalles advertirán ustedes que la publicación relativa a nuestra querida cerveza, no anda escasa de humor y gracejo. Su autor, licenciado Sebastián Veri, es aquí presidente de la Asociación Pro-Fortalecimiento de las Tradiciones Mexicanas, e incluye sus recetas exclusivas. Añádase también alguna Cofradía Gastronómica con sus fórmulas, o la tan popular “Michelada” que he visto degustar a uno de mis acompañantes: cerveza con limón, hielo y sal; se escarcha la boquilla del vaso con limón y sal, ponga hielo en el vaso, vierta jugo de limón al gusto y finalmente agregue la cerveza. Termina el libro con una breve literatura dedicada a “La cerveza en la belleza”, referencia que no había visto yo publicada en ningún volumen tan sencillo: mascarilla de cerveza y mascarilla de levadura de cerveza. De tales aplicaciones naturales sobre la piel, podían confirmar el beneficio obtenido mi esposa o mis hijas; en cuarenta y cinco años de trabajo en la industria cervecera, no he dejado de aprender nunca en relación a estos sanos resultados.

Sigo con otro volumen, cuyo troquelado representa una atractiva lata de refrescante caldo rubio y espuma blanca: Cocinando con Cerveza. Son casi cincuenta páginas, pero de un grosor en cartulina dura y atractivo color crema interior, que lo hace útil para andar por encima de la mesa o cerca de fogones. No viene el autor, aunque su diseño se ha realizado en Lincolnwood, Illinois (U.S.A.). En perfecto español explica: “Hecho en China”, con lo cual ya nos podemos adentrar en las recetas para nachos con queso y cerveza; bocadillos de frijol y cerveza; carne de Guadalajara; sándwich o brochetas de res; pasando por el pollo de Veracruz; o el chili bueno como el oro; frijoles horneados tipo Boston. Creo que su contenido es ameno y esmerado para abrir boca: unos entremeses, algo de res, luego cordero, un poco de cerdo, las aves que también son del Señor, sus buenos mariscos, algo de guarnición y unas apetecibles sopas para quienes se estimen amigos del cuchareo. Luego ha de ser cierto… este tipo de labor impresora es propia de chinos: se diseña en América del Norte, se imprime en Asia, y su distribución puede discurrir entre Miami y la América del Sur que termina en playas de Argentina. Curioso.

Y aunque me cueste aceptar esta globalización, porque si bien el anterior libro es oriundo de China, mi último volumen de tapa dura encontrado se ha diseñado en Alemania; pero está impreso en Italia: Cervezas, cómodo ejemplar editado en 2003 de casi cien páginas y atractivas referencias: “El color de la cerveza”, “La espuma, nunca sin corona blanca”, “Una lástima desperdiciarla”… Su autor, Udo Pini, vive y trabaja en Hamburgo; periodista gastronómico ha tomado numerosas cervezas en sus viajes desde Europa a Ladakh, en el Himalaya; y ha elaborado una cerveza propia a modo de prueba, experimentando con una cerveza de whisky. En 2001 recibió la medalla de oro de la Academia Gastronómica Alemana por su libro Gourmet-Handbuch (una guía del gourmet, con 1056 páginas y 2000 ilustraciones.) Como bien dice su introducción, este librito nos sumerge de forma refrescante y divertida en el variado y colorido mundo cervecero. Nos enseña el país de procedencia, el vaso apropiado para cada tipo de cerveza; ideas para mezclarla en el bar y la cocina. Por último, transmite la filosofía de la cerveza, imprescindible para cualquier bebedor iniciado.

Con estas curiosidades que subo a los anaqueles de mi biblioteca, dejo oportuno apunte de mis buenas impresiones al visitar la Librería Ganco de Xalapa, en la calle Xalapeños Ilustres, número 44; en un estado como el de Veracruz, que nos sorprendió por su verdor y abundantes aguas. O la Librería Gandhi, frente al Palacio de Bellas Artes, avenida de Juárez, 4 Colonia Centro, delegación Cuauhtemoc, en México Distrito Federal; una gran capital, un gran país, donde llegas tras recorrer nueve mil kilómetros, y no se siente uno extranjero. Brindemos por este beneficio de identidad en una misma lengua; con sus giros, modismos locales o regionales, allí o aquí, menos mal… al pan le seguimos llamando pan, y a la cerveza… cerveza. ¡Salud!.