lunes, 23 de diciembre de 2019

Para mi Archivo Documental Cervecero.

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Hoy que es lunes previo a la Navidad, el cartero me deja varios sobres en mi buzón.
Todos son temas relativos a Felices Pascuas, próspero Año Nuevo 2020, y uno muy
técnico respecto a una instalación para despacho de barriles de cerveza. Un detalle
que me lleva a mis muchos años en un Dpto. Técnico de la industria cervecera, por el
cual se erradicó los serpentines en tanques de salmuera con tal de pasar al moderno
sistema de servir cañas de cerveza. El remitente sabe que a él me refiero, y por tanto
desde estas sencillas líneas, mi constante gratitud de archivero. ¡Cervesaludos!

 




























Uno es tan mayor ya, que recuerda cómo los
carros, tirados de mulas o caballos, iban por
los bares del barrio vendiendo barras de
hielo. Muchas de ellas, fabricadas por los
propios empresarios cerveceros en Madrid.

El hielo se picaba, y con él se cubría un
serpentín en una caja de zinc incrustada
en el mostrador de estaño al pie de varios
grifos de cerveza. No muy lejos, el barril de
madera conteniendo la cerveza recién venida
de la fábrica o proveedor para la hostelería.
Y cerca también, la botella de carbónico con
ese CO2 que podían tambien suministrar las
empresas cerveceras (se obtenía el anhídrido
de la misma fermentación de la cerveza).

Con la revolución del barril de aluminio en
primer lugar y después con el barril de acero
inoxidable, mucho más resistente y aséptico,
llegaron los dispensadores frigoríficos para
el despacho de cremosas cañas de cerveza.

Durante su expansión, las fábricas de
cerveza llegaron a disponer de sus propios
Talleres de Instalaciones, con personal que
entendiera de sistemas frigoríficos en tan
reducidas dimensiones. Recuerdo que una
marca andaluza fue quien diseñó estos
equipos, para las cafeterías de trenes AVE.

Por tanto, ahora este nuevo detalle de un
lector de mi sección ARCHIVO DOCUMENTAL
CERVECERO, entre las páginas de la
revista Celce Magazine, me trae tantos
buenos recuerdos de mi etapa profesional
 y laboral en la industria del ramo.
Yo se lo agradezco de nuevo, como le acabo
de comunicar por vía telemática. Porque es lo bueno
entre coleccionistas: amabilidad y cortesía.
Más todavía para quienes hemos sido empleados
de un sector tan importante en el mercado español.
Gracias maestro.
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