Cuando yo pensaba se había acabado toda mi colección particular, sobre este tema librero, gracias a un excelente profesional cervecero -y buen amigo- recibo tres curiosos ejemplares que subo a los anaqueles de mi biblioteca. Antiguo compañero en la misma empresa, me envía desde Sevilla estas interesantes obras que les citaré a continuación.
Pertenecen a una serie de publicaciones iniciada por la Fundación Cruzcampo. Algo que, de verdad, alegra a los amantes de historia, costumbres o estudios locales; y que ojalá sigan así estas grandes empresas, en su mecenazgo por conferencias o ensayos relacionados con nuestra rica cultura hispana, e incluso universal.
El número uno de la serie, publicado en Sevilla, año 1999, se titula EL HUMILLADERO DE LA CRUZ DEL CAMPO Y LA RELIGIOSIDAD SEVILLANA. Qué les voy a decir a ustedes, amables lectores, cuando se trata de un símbolo del rito cristiano, en una capital como es Sevilla. Allí dicen que gracias a Pilatos, y la Cruz del Campo (Vía Crucis al humilladero), hay Semana Santa en Sevilla. Son noventa páginas, donde puedo recrearme sabiendo del antiguo templete que dio nombre -hace casi cien años- a una fábrica de cervezas: La Cruz del Campo. Yo he podido palpar ese humilladero medieval con mis dedos, intentando comprender cómo serían sus inicios en las afueras de la vieja Hispalis, cerca del acueducto. Esta edición que les presento, se hizo con motivo del Primer Congreso Internacional de Hermandades y Religiosidad Popular celebrado entonces en Sevilla. Y de ese ciclo de conferencias con que se ilustró dicho Congreso, se editó este precioso volumen prologado por Eduardo Osborne Isasi (entonces presidente de la Fundación), en base a las ponencias de los profesores Roda Peña, García Fernández, y García de la Concha.
Con el número dos del catálogo, he recibido EL ALBAICÍN DE GRANADA. LA VIDA DE UN BARRIO. Emociona saber se trata, este volumen, de un hermoso sueño que otros pudieron pasar al papel a raíz de las inquietudes de un Vicerrector de la Universidad Hispalense. ¿Por qué no escribir un libro sobre el Albaicín que recogiera su historia lejana y su pasado reciente?. Publicado también por la Fundación Cruzcampo en 1999, son más de doscientas sesenta páginas. Una riqueza histórica magníficamente detallada por su autor Alfredo Jiménez Núñez y la colaboración de Emilio López Robles, sobre este barrio granadino que mira por encima del hombro de su capital. Un gran trabajo de investigación, en donde se avisa a los forasteros no confundir el Sacromonte con el Albaicín. Literatura enriquecedora, e ilustrada de buenos dibujos, grabados, o fotos cuyos años hicieron envejecer el brillo de sus típicas imágenes. Bienvenido sea el tema, y enhorabuena para los patrocinadores.
Y sin pretenderlo, el último que les cito, porque no tengo más, es el número 4 de la serie, impreso con este atractivo título: LA CERVEZA EN LA ANTIGÜEDAD. Resultado de una estrecha colaboración con el Departamento de Historia Antigua de la Universidad de Sevilla, y editado en 2001, según informa en prólogo Carlos Piñar Parias, como presidente de dicha Fundación. Si bien en los anteriores destacamos ese mecenazgo empresarial que tanto echamos de menos, aquí no se escatiman elogios para felicitar a dicho patronato, por haber apoyado un trabajo histórico científico tan interesante y magníficamente expuesto. Las conferencias recogidas en este volumen, se deben a reconocidos expertos de la mencionada Universidad, y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas como son: Manuel Molina, Margarita Conde Escribano, José Miguel Serrano Delgado, José Manuel Galán Allué, Pedro Sáez Fernández, y Salvador Ordoñez Agulla.
Su unión en el tema tratado con el interés de los coleccionistas está justificada; pero mucho más lo relacionamos con la inquietud de historiadores, en busca de esa fórmula magistral que dio origen a una primera cerveza. Desde el germen en Mesopotamia, pasando por un esplendor propio del rico imperio egipcio, su proceso de fabricación, sus distintas variedades, la cerveza se cita en los grabados jeroglíficos, en literatura egipcia, y entra después en el Mundo Grecorromano. También cabe destacar la profusión de grabados, reproducciones que nos muestran –pasados unos miles de años- el placer de algunos privilegiados consumiendo cerveza; o la justificación de ese preciado líquido divino, pues era aceptado en dicha antigüedad una porción, medida, pinta, o cuartillo de cerveza a modo de incentivos o premios para unos pocos notables en Egipto.
Por tanto, y para resumir, además del merecido reconocimiento a quien me hace llegar estas curiosidades literarias, enhorabuena también para el mundo del coleccionismo cervecero. Siendo la Fundación Cruzcampo, como es, una entidad privada sin ánimo de lucro, mecenas del apoyo cultural en todas las artes o ciencias, deseo nunca le falten motivos para seguir con esta colección. Todos se lo agradecerán. Quienes gustamos de promocionar la cultura cervecera, nos encantará poder comentar próximas ediciones de esta interesante colección.
A su salud, a la de todos, brindo con una rica jarra de cerveza, sin necesidad de citar marca. Siendo española, es suficiente para decir que es bien buena.